lunes, 22 de junio de 2009

La reseña de un "Tiempo Transcurrido"


Héctor Alfonso Morales

Tiempo Transcurrido.
A los diecisiete años que cambiaron la historia contemporánea de México en el siglo XX, Juan Villoro les pone música. Y no sólo ello, sino que su pluma realiza una crítica mordaz, sincera y llena de sentido del humor a una sociedad en plena efervescencia y transformaciones sociales, políticas y culturales.


Las crónicas de este libro son ficticias, pero jamás carecen de interés para el lector. De 1968 a 1985, el escritor mexicano expone, año por año, las características esenciales de una época considerada parteaguas para la configuración de la vida mexicana actual.


Pero Villoro se aleja de los clichés. Rompe con la solemnidad y lamento de la matanza de 1968, con un joven que encuentra en la música su despertar hacia la libertad. Se burla del comunismo dogmático de una chica que al se atreve a decirle ¡Pinche Reformista! a Carlos Marx. Celebra el furor juvenil por la androginia causada por David Bowie. Finaliza con el momento previo a la gran tragedia de 1985, cuando México vivía una promesa de progreso que el terremoto terminó por derrumbar.



Con un estilo fluido, los textos del también autor de Dios es Redondo atrapan al lector desde la primera línea. Lo convence para que se adentre en a las modas, filias y fobias de una época, siempre acompañados de las rolas y bandas musicales del momento, para gozar de las le

tras de los Beatles, The Police o Black Sabbath entre historias llenas de ironía.


Esta obra también evoca los recuerdos de quienes asistieron en vivo a una era llena de esperanza y rebeldía inherente a la evolución musical. Es, a la vez, es una invitación a los más jóvenes para conocer cómo eran sus padres y abuelos.


Juan Villoro da las herramientas suficientes, a través de sus letras, para comprender el proceso, un tanto traumático, que tuvo que pasar la juventud mexicana de tres décadas distintas para obtener identidad y quebrar los cánones establecidos por una sociedad mexicana conservadora. Todo al ritmo de rock, pop, punk y metal..


Así, el juego es con el la música y el lenguaje. Las crónicas ficticias revelan la realidad de una juventud llena de contradicciones, belleza, e ideales. Un verdadero retrato del Tiempo Trancurrido.



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